El Síndrome de Piernas Inquietas (SPI), también conocido como Enfermedad de Willis-Ekbom, es un trastorno de origen neurológico. Se caracteriza por sensaciones molestas en las extremidades (principalmente las piernas) durante el reposo, por ejemplo al permanecer sentado o acostado.
Estas molestias ocasionan la necesidad de levantarse, caminar y moverse. Con el movimiento, las sensaciones desagradables se alivian o desaparecen.
El trastorno aparece con cierta severidad en un 2-3 % de la población, y afecta tanto a hombres como a mujeres. Puede aparecer a cualquier edad, siendo más frecuente a partir de la cuarta década de la vida.
El síndrome de piernas inquietas suele afectar la calidad de sueño, ocasionando somnolencia durante el día. También puede causar cuadros de ansiedad y depresión que repercuten de manera importante sobre la calidad de vida de las personas afectadas.
¿Cuáles son las características principales del síndrome de piernas inquietas?
El Síndrome de piernas inquietas se caracteriza por:
- La necesidad irresistible de mover las piernas o los brazos, acompañada o no de una sensación molesta, difícil de describir, que no es dolor.
- Inicio o empeoramiento de los síntomas durante períodos de inactividad, como por ejemplo permanecer sentado o acostado, en la cama, en el cine o durante viajes prolongados (por ejemplo, en el auto o en el avión).
- Alivio con el movimiento: las molestias se alivian o desaparecen cuando los sujetos con síndrome de piernas inquietas se mueven, caminan o frotan sus piernas. Esta necesidad imperiosa de moverse es la que da el nombre al trastorno.
- Empeoramiento de los síntomas a últimas horas de la tarde o por la noche: esta característica hace que los pacientes tengan dificultades para iniciar o mantener el sueño. Durante el día las molestias desaparecen o existen, pero con menor intensidad.
¿Qué causa el síndrome de piernas inquietas?
En aproximadamente un 20 % de los casos hay otros problemas de salud que explican la aparición del síndrome de piernas inquietas, como por ejemplo anemia, insuficiencia renal o polineuropatías.
Aproximadamente un 80% de los pacientes con SPI además padece de trastorno de movimientos periódicos de extremidades (puedes ver nuestro artículo sobre trastornos de movimiento durante el sueño).
También suele presentarse durante el embarazo, o asociado al uso de ciertos fármacos.
La evidencia disponible sugiere que el origen puede ser un trastorno en el funcionamiento de la dopamina, una sustancia presente en el sistema nervioso que está encargada de la regulación del movimiento.
A su vez, la dopamina precisa del hierro para funcionar correctamente, y se ha visto que en algunos pacientes con síndrome de piernas inquietas existe deficiencia de hierro (aún no presentando anemia). Con gran frecuencia, existen familiares cercanos afectados.
¿Cómo se trata el síndrome de piernas inquietas?
Existen diversas medidas que pueden ayudarnos a mitigar los efectos del síndrome de piernas inquietas :
- Mantener un horario de sueño regular
- Realizar ejercicio físico moderado (a últimas horas de la tarde)
- Reducir el consumo de café, tabaco y alcohol (se sabe que éstos empeoran las molestias).
- También es importante evitar ciertos fármacos que pueden empeorar los síntomas (antihistamínicos, algunos sedantes que bloquean la dopamina, y ciertos antidepresivos). No cambies la forma de tomar medicamentos prescritos por un médico sin consultarle.
Si el médico tratante identifica posibles causas, lo primero es intentar corregirlas (déficit de hierro, antidepresivos y bloqueadores de la dopamina, alteraciones en el funcionamiento renal, etc.). Es probable que indique medicamentos específicos. Recuerda usar sólo medicamentos indicados por un médico. No te automediques ni autodiagnostiques.
Entiendo, pero ¿qué tengo que hacer?
En la gran mayoría de los casos, el síndrome de piernas inquietas es un trastorno crónico y progresivo. Al principio, se manifiesta de forma esporádica. Y con discretas molestias que no interfieren de forma significativa con la vida de quien lo padece. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, la intensidad de síntomas es cada vez mayor y más frecuente.
El síndrome de piernas inquietas no es grave, no es una condición que ponga en riesgo la vida. Pero sí puede ser molesta y disruptiva.
Si lo padeces o conoces a alguien que lo padece, te aconsejamos consultar a un especialista en medicina del sueño. Puedes adoptar los hábitos y conductas que explicamos antes. No obstante, es esencial tener apoyo profesional para mantener una buena calidad de vida.